domingo, 9 de noviembre de 2014

Reflexión sobre las evidencias.

La primera parte del portafolio del alumno es la recogida de evidencias. En esta fase, se debe recoger todo el material que podría convertirse en una muestra del aprendizaje del alumno. En la elección de las evidencias, es fundamental tener en cuenta la finalidad del portafolio, sus objetivos y la temporalización

Para ello, una vez realizado el portafolio y desarrolladas las actividades o contenidos recogidos como evidencias de nuestro trabajo, es fundamental valorar si han sido eficaces en su función.  Deberemos valorar si las evidencias recopiladas se ajustan al conocimiento real de los estudiantes, si los contenidos se adecuan a su nivel de madurez y si los procedimientos utilizados son los más adecuados para motivar a nuestros alumnos. El análisis de los datos de evaluación del portafolio, nos puede dar, también, información sobre estos aspectos.

Analizando estos aspectos deberemos tomar decisiones sobre qué aspectos deberemos cambiar en nuestro portafolio y como deberemos orientar a nuestros alumnos para elegir la evidencia adecuada en cada caso.

Por otro lado, en este tipo de trabajos, en los que es el propio alumno el que va regulando su ritmo y su forma de trabajar, es fundamental mantener la motivación del alumnado. La relación entre el alumno y el docente debe ser fluida y cordial, favoreciendo que la visión del alumno sobre el profesor sea la de un acompañante en el proceso de aprendizaje.

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